¿Nanotecnología hace 300.000 años.?
En 1991, la aparición de artefactos extremadamente diminutos, helicoidales que se encuentran cerca de las orillas de los ríos Kozhim, Narada, y Balbanyu de Rusia provocaron un debate que ha continuado hasta nuestros días.
Estas estructuras misteriosas y minúsculas sugieren que puede haber habido una cultura capaz de desarrollar la nanotecnología hace 300.000 años.
Oopart (out of place artifact) es un término aplicado a decenas de objetos prehistóricos encontrados en varios lugares alrededor del mundo que parecen mostrar un nivel de avance tecnológico incongruente con los tiempos en que fueron hechas. Ooparts menudo frustrar los científicos convencionales, las delicias de los investigadores aventureros abiertos a las teorías alternativas, y el debate chispa.
Estas bobinas fabricadas fueron descubiertas inicialmente durante la investigación geológica asociada con la extracción de oro en las montañas Urales. Estas piezas incluyen bobinas, espirales, ejes y otros componentes no identificados.
De acuerdo con un análisis de la Academia de Ciencias de Rusia en Syktyvkar, las piezas más grandes encontradas en su mayoría son de cobre, mientras que las más pequeños son de tungsteno y molibdeno.
Mientras que el más grande de estos objetos mide 1,18 pulgadas, el más pequeño sólo mide 1 / 10.000 de una pulgada, y muchos exhiben proporciones áureas. Su forma sugiere que estos fragmentos de metal se fabricaron y no se originaron naturalmente. De hecho, se han encontrado algunos que se parecen mucho a los mismos componentes en miniatura de la nanotecnología contemporánea.
Aunque algunos han afirmado que estas diminutas estructuras son más que escombros dejados de cohetes de prueba utilizados cerca a estación espacial de Plesetsk, un informe del Instituto de Moscú determinó que son demasiado viejos para haber venido de la manufactura moderna.
En 1996, el Dr. EW Matvejeva, desde el Departamento Central de Investigación Científica de Geología y Explotación de Metales Preciosos en Moscú, escribió que, a pesar de estar a miles de años, los componentes son de origen tecnológico.
Las piezas se encuentran a una profundidad entre 10 y 40 pies, en un estrato geológico entre 20.000 y 318.000 años de antigüedad.
¿Cómo eran los seres humanos capaces de fabricar este tipo de componentes pequeños en el pasado distante, y para qué lo utilizaban? Algunos creen que las bobinas prueban que la raza humana disfrutó de un nivel sofisticado de tecnología en la era del Pleistoceno, mientras que otros afirman que los hallazgos son obra de extraterrestres.
Los artefactos se han estudiado en cuatro instalaciones diferentes en Helsinki, San Petersburgo y Moscú. Sin embargo, nuevas investigaciones sobre estas diminutas estructuras parecen haber terminado en 1999 con la muerte del Dr. Johannes Fiebag, investigador principal del hallazgo.