Cada día que pasa Marte nos sorprende, ya no se trata del inactivo planeta de hace unos años…
Científicos de la Universidad de Cornell, EE.UU, han hallado indicios de presencia de niebla ácida en Marte. Los expertos sugieren que los vapores ácidos pudieron haber carcomido las rocas en un área determinada de las Colinas de Columbia, en el cráter Gusev (terreno marciano).
El descubrimiento de señales que indican la presencia de niebla ácida en Marte ha dejado perplejos a los científicos. A partir de este hallazgo, expertos de la Universidad de Cornell, Estados Unidos, han reconstruido una explicación convincente sobre cómo vapores ácidos pudieron haber carcomido las rocas en un área específica ubicada en las Colinas de Columbia del gigantesco cráter marciano Gusev, informa ‘Geological Society of America‘.
Uniendo datos de investigaciones previas del robot Mars Exploration Rover sobre la superficie de Marte, se constataron algunos patrones interesantes. Así, se comprobó que la composición química de estas rocas, según queda determinado en el espectrómetro de rayos X, es exactamente la misma, mientras que las rocas parecían diferentes, apareciendo algunas de ellas cada vez menos cristalinas, más amorfas, sin estructura; tendencia que coincidía con el tamaño de pequeñas protuberancias llamadas aglomeraciones.
Shoshanna Cole, principal autora del estudio, considera que «se formaron a partir de la misma materia cuando empezaron a aparecer», momento en que «algo sucedió para que ahora sean diferentes». «El Espectrómetro mostró que había una gama sorprendentemente amplia en la proporción de hierro oxidado, como si algo hubiera reaccionado con el hierro en estas rocas en diferentes grados», explica Cole.
Según la hipótesis que sugiere la experta, es posible que vapores de agua ácida de las erupciones volcánicas similares a la niebla corrosiva volcánica o ‘vog’ disolvieran algunos minerales formando un gel. Así, una vez que el agua se evaporó, pudo dar lugar a estas aglomeraciones tan particulares de la superficie marciana. «Esto habría ocurrido en pequeñas proporciones durante un tiempo muy prolongado», concluye.