Descartan que este objeto estelar sea una amenaza de impacto para nuestro planeta por lo menos durante los próximos 150 años.
El asteroide 2014 UR116, de unos 400 metros de tamaño, la envergadura de un portaaviones clase Nimitz, fue descubierto en las cercanías de la Tierra el pasado 27 de octubre por astrónomos del moderno observatorio Master-II en Kislovodsk, localizado en Rusia.
La gran roca tiene un período orbital de tres años alrededor del Sol que hace que se aproxime al vecindario de nuestro planeta con cierta periodicidad.
El hallazgo saltó a los medios de una forma un tanto alarmista, considerando la posibilidad real de un choque contra la Tierra.
«Deberíamos seguirlo constantemente. Porque si cometemos un solo error, habrá una catástrofe. Las consecuencias son muy serias”. Son palabras atribuidas a Vladimir Lipunov, responsable del equipo científico que descubrió el asteroide, de las que se hacía eco una agencia rusa de noticias, que recordaba que en caso de colisión, la energía de la explosión podría ser miles de veces más grande que la del famoso meteorito de Chelyabinsk en febrero de 2013.
Una auténtica bomba
Como ocurre habitualmente, la noticia corrió como la pólvora por internet, hasta el punto de que la NASA, a través del Programa de Objetos Cercanos a la Tierra, que se encarga de rastrear las rocas espaciales que se dan una vuelta por nuestro barrio cósmico (las llamadas NEO), emitió un comunicado en el que desmiente que UR116 suponga una amenaza para nuestro planeta, simplemente porque su trayectoria orbital no pasa lo suficientemente cerca de la nuestra.
Tim Spahr, director del Centro de Planetas Menores en Cambridge, Massachusetts (EEUU), computó de nuevo la órbita de este objeto después de darse cuenta de que era la misma que la de un objeto observado hace seis años por los astrónomos.
Con las dos series de observaciones, el movimiento futuro de este asteroide se llevó adelante en el tiempo utilizando unos cálculos automáticos y perfectos realizados en la oficina del Programa de Objetos Cercanos, en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA.
Estos cálculos en cuestión descartan que este objeto sea una amenaza de impacto para la Tierra (o para cualquier otro planeta) por lo menos durante los próximos 150 años, explica ABC.
Antes de ayudar a cundir el pánico, los investigadores animan a los científicos y a los medios de comunicación a verificar todas las declaraciones sobre el riesgo de impacto de asteroides y cometas mediante el acceso a su sitio web o a la de su equivalente europeo (NEO Dynamic Site).
Derribando el fuerte muro de los mitos
Alarma No es la primera vez que la NASA hace una labor divulgativa de este tipo ante la propagación de bulos pseudocientíficos. Lo mismo ocurrió con el cometa Elenin en 2011, el fin del mundo maya en 2012 o la visita del cometa Ison en 2013. La capacidad humana para inventar catástrofes no tiene fin, lo mismo que para crearlas.
Temores Todas las religiones tratan el tema de un posible apocalipsis. Grandes desgracias como inundaciones, terremotos o caída de asteroides sirven para explicar «el paso efímero del ser humano en el planeta” que le alberga.